“Me siento triste!” dice
una ola del océano viendo que las demás olas eran mas grandes que ella.
“Las olas son tan grandes, tan
fuertes, y yo tan débil, tan pequeña….”
Otra ola le contesta:
“No estés triste. Tu pena solo
existe porque nada mas
prestas atención a la apariencia, y por lo tanto no consideras ni valoras tu
verdadera naturaleza”
“Pero no soy una ola?
“La ola no es nada mas que una
manifestación transitoria de tu naturaleza. En realidad eres Agua”
“Agua?”

La pequeña ola se quedo
reflexionando, y pensó en voz alta:
“Soy agua, estoy fluyendo en el mar
junto a millones de olas….juntas bailamos en el océano y nuestro
baile de olas sirven a otros a disfrutar del agua.”
Tener en cuenta que la humanidad es
parte de un conjunto es muy importante.
El ser humano se considera
demasiado a menudo como el CENTRO de los acontecimientos, de los conflictos , y
pierde la esencia de su valor comparándose con otros.
La raíz de nuestros sufrimiento
viene de nuestra mirada equivocada de lo que pensamos ver y percibir de
nosotros mismos y de los demás.
Al vernos dentro un conjunto donde
cada uno tiene su sitio, no nos
equivocamos en comparar ni juzgarnos, ya que cada uno es imprescindible.
Es como si la pierna se compararía
al brazo, a la boca o a los ojos. Cada uno tiene su utilidad, y uno no es mejor
que otro.
UNIDOS
y JUNTOS tienen un valor mayor que si fuera cada uno por su lado.
Al
considerar el ser humano como un conjunto, vemos el mundo como una suma de
riqueza. Somos de la misma esencia con diferente apariencias y juntarnos es un
enriquecimiento.
Compararse anula nuestra verdadera esencia; nos divide, y nos monta los unos contra
los otros.
Valorar
la esencia mas que la apariencia, y nos sentiremos todos grandes y validos.
Eres perfecto tal como eres, tu valor es justamente tu diferencia.
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